En el entorno de la “atención a las personas” solemos escuchar la expresión “cuidar al cuidador/a”. Sabemos que una persona que cuida a otro necesita en primer lugar estar/sentirse bien.
A los retos que ya sabemos que tienen los líderes, le sumamos ahora algo que aparece como una clara necesidad actual: la gestión emocional de sus equipos. Ser capaz de detectar sus necesidades y darles la ayuda y el soporte adecuados.
Pero ¿qué pasa si es el propio mánager es el que muestra signos de cansancio?
Según un estudio sobre la salud de los directivos españoles, realizado por la Asociación Española de Directivos (AED) y SegurCaixa Adeslas, seis de cada diez ejecutivos consultados han elevado sus niveles de estrés y la mitad de ellos ha tenido trastornos del sueño.
En estas circunstancias se ve mermada la capacidad de resolver problemas y tomar decisiones. Y por supuesto se ve afectado el impacto que el líder tiene en el equipo. No solo porque su propio desempeño se vea afectado, sino porque disminuye su capacidad de darse cuenta de lo que realmente pasa en su equipo: cómo se sienten, cómo están entendiendo y desarrollando su trabajo, cómo están afrontando los diversos retos.
Hablamos de salud y bienestar emocional:
Recientemente, se ha abierto el debate y se empieza a hablar más de salud mental en las empresas. Conviene hablar de ello desde una perspectiva amplia. No se trata solo de no padecer una enfermedad mental, sino de sentir equilibrio emocional. Dicho de otra manera, los objetivos a los que aspiramos en cuanto a salud mental son ambiciosos, hablamos de bienestar emocional.
Para abordar este tema, los diferentes estudios y autores que analizan el comportamiento humano nos pueden ser útiles como, por ejemplo, la psicología positiva, la inteligencia emocional o la mentalidad de crecimiento.
La clave está en traducir estos modelos en pautas concretas que nos ayuden a llevarlos a la práctica. Compartimos algunas pautas claves que pueden ayudar a los líderes:
- Conocer su situación real:
Un aspecto llamativo en los estudios de satisfacción laboral realizados en los dos últimos años es la discrepancia que hay entre la percepción de los managers y la percepción de los empleados en cuanto a si se sienten entendidos y atendidos.
Un estudio de Capgemini arroja algunos datos, destacamos éste: menos de la tercera parte de los colaboradores se sienten escuchados o piensan que sus opiniones son tomadas en cuenta por sus jefes.
Diferentes encuestas sobre bienestar en la organización, incluida la que realizamos en Cataliza en diciembre de 2021, apuntan un dato interesante: aunque desde el área de recursos humanos se están haciendo esfuerzos para atender a las preocupaciones de los empleados en materia de bienestar, el resto de la organización no lo percibe de la misma manera.
Con estos datos pretendemos subrayar que no siempre es evidente para el líder saber lo que realmente piensan y sienten sus colaboradores. Para que esta información llegue a él, tiene que existir el necesario nivel de confianza, y esto significa mostrarse vulnerable y auténtico.
Estas son habilidades de inteligencia emocional de alto nivel. Se requiere un trabajo personal de aceptación, seguridad en sí mismo y confianza en los demás. En momentos de cansancio para el líder esto puede traducirse por saber pedir ayuda, lo que también es una habilidad. Desarrollar redes de colaboración pasa por ayudar y dejarse ayudar.
- Equilibrar compasión y contención
Resolver las emergencias suele conseguirse con reacciones rápidas en las que entra en juego la adrenalina. Nuestro instinto de supervivencia nos lleva a reaccionar, especialmente si nos unimos en torno a un “enemigo común”, como en su momento fue la crisis sanitaria.
Pero no podemos vivir en permanente estado de urgencia, nuestro organismo se ve seriamente afectado. La propuesta es incorporar otros tipos de energía diferentes.
Este es el mismo enfoque que se expresa en un artículo publicado por HBR: cuando los equipos y los lideres muestran signos de agotamiento es importante incorporar compasión y contención.
La compasión de la que hablamos tiene que ver con ser capaz de escuchar las inquietudes de los colaboradores, incluso aquellas que no se limitan al ámbito profesional, o que denotan malestar emocional. No estamos acostumbrados a acompañar a las personas en estos momentos, por eso quizás lo vemos más complejo de lo que es. Muchas veces la escucha, simplemente dar el espacio durante unos minutos para expresarse, permite la entrada a un tipo de energía muy diferente, que tiene la virtud de equilibrar la energía de la emergencia.
Por contención queremos referirnos a la necesidad de definir pautas y fijar objetivos desafiantes. Si solo se quedara en la compasión se corre el riesgo de caer en la autocomplacencia. Tener a la vista los objetivos importantes y plantearse desafíos, moviliza un tipo de energía diferente, que complementa a la compasión, y ambas hacen el contrapeso necesario a las sensaciones de amenaza.
- Energizar:
Podemos entender y utilizar los mecanismos que tienen impacto en nuestra energía. Están presentes en los 3 niveles: físico, emocional y mental.
Un ámbito de acción es aumentar nuestro índice de inteligencia positiva: el grado en que nuestra mente juega a nuestro favor y no en nuestra contra. Esto supone para el líder, por una parte, vigilar la calidad de sus pensamientos: cómo explica los acontecimientos y cómo los afronta y, por otro lado, en su relación con el equipo, poner intención en encontrar fuentes de positividad: compartir buenas experiencias, celebrar logros, dar reconocimiento.
A nivel físico contamos con recursos sencillos y efectivos, como la respiración, para dar “descansos” a nuestra mente y nuestro cuerpo.
En Cataliza proponemos modelos y herramientas que ayudan a las personas a entender cómo funcionan los sistemas emocionales y cómo impactan en su vitalidad.
Apostamos especialmente por promover la consciencia corporal, la gestión emocional y la calidad de las relaciones. Buscamos que todos estos conceptos se traduzcan en pautas concretas que las personas pueden aplicar para equilibrar su energía.
Los participantes de nuestros talleres expresan que son más conscientes de cómo afrontan los retos cotidianos, cómo pueden cuidar de sí mismos a la vez que mantienen el foco en los objetivos a conseguir.