¿Liderazgo presencial o seguimos trabajando desde casa? El mundo empresarial está en pleno debate, directivos y empleados que defienden un modelo híbrido, y aquellos que quieren volver a la oficina. La clave, como siempre, está en el diálogo, en aprender de la experiencia y en prepararse para una participación híbrida.

Los planes de este verano de múltiples personas giran en torno a cuándo van a tener que volver al trabajo presencial y/o cómo pueden seguir, trabajando a distancia. Por no hablar de los que se cambian de empresa porque les obligan a acudir físicamente a su puesto. Se está dando un importante cambio social en el ámbito laboral y las empresas no pueden darle la espalda. Es vital encontrar un equilibrio entre la voluntad organizacional y el buen funcionamiento demostrado durante  la pandemia, de formas flexibles de trabajar.

 

Una mezcla de hábitos e ideas preconcebidas

Se quiere volver al trabajo presencial porque se cree que genera más confianza y sensación de equipo. Ese momento del café no tiene precio. También se argumenta que favorece la innovación en los equipos.

Claudia Safont, CEO en España de la agencia The Disruption® Company (TBWA), explica en El país cómo dedicaron la pandemia a “buscar la forma de generar en remoto la energía que requieren los procesos de innovación”, para llegar a la conclusión de que “la serendipia no existe en las pantallas”.

Por otro lado, en su estudio sobre el lugar de trabajo sostenible, Mireia Las Heras y María Barraza, profesoras de IESE, afirman lo contrario, que la creatividad no depende de una oficina. Es más, que ésta puede ser un lugar de constantes distracciones.

El estudio de IESE desmonta mitos como que “todo el mundo quiere trabajar en remoto todo el tiempo”, “todo el mundo puede trabajar o todo puede hacerse en remoto”, “se rinde menos en remoto”…

De hecho, la falta de concentración es una de las quejas habituales de tener que trabajar juntos, y que muchas veces se resuelve yendo a la oficina con auriculares, para aislarse del ruido y desalentar las constantes interrupciones (aunque este tema se soluciona con una buena planificación de los espacios, que respete el silencio y la intimidad mientras favorece el intercambio).

El trabajo en remoto, a priori, reduce costes al disminuir o eliminar el espacio dedicado a las oficinas corporativas. Y permite incorporar talento de cualquier parte del mundo. Facilita a su vez que empleados con personas dependientes a su cargo, puedan dedicar las horas necesarias al trabajo, y puedan adaptarse a sus necesidades familiares, evitando desplazamientos.

Está apoyado además por el boom de herramientas colaborativas con que el sector digital pretende dar solución a nuevas necesidades. El día a día de muchas empresas jóvenes está hecho de trabajadores conectados desde sus respectivos domicilios todas las horas laborales, compartiendo pantallas, café y charlas, y videollamadas para crear, resolver problemas u organizar la jornada.

Este modelo también tiene detractores:  empleados que se quejan de no tener espacios ni mobiliario adecuados para trabajar en casa, de una mala comunicación con la empresa o dificultades para adaptarse apropiadamente a los clientes, que son al fin y al cabo a los que no se deben perder nunca de vista.

Pero son las ideas preconcebidas y los hábitos arraigados, principalmente, los que impiden un debate abierto, empático y enfocado en la eficiencia. Cualquier modelo laboral que se implante es bueno, siempre y cuando se base en datos reales, inversión tecnológica y que se prepare a los profesionales para moverse con comodidad en nuevos formatos de trabajo.

 

Claves de una buena transición a la presencialidad

En Cataliza tenemos una buena experiencia con el formato híbrido. La clave: la preparación de la organización para el encaje de estos formatos. Hemos comprobado que trabajar en remoto con un grupo de líderes acostumbrados al chat y a las videollamadas, normaliza cualquier reunión de trabajo. (¡significa que se puede aprender!)

Nuestra apuesta es irnos moviendo al presencial, que tiene para nosotros mucho más impacto, y no despreciar el virtual o el híbrido, pues facilita mucho la vida, en especial por el plus de conciliación que para algunas personas es fundamental.

Muchos líderes que organizan reuniones se preguntan: ¿Qué hacer cuando una persona ha dado positivo en Covid o ha tenido que estar con su hijo en casa y a la vez necesita compartir su momento y su sabiduría? La fórmula híbrida es una opción.

Algunas empresas quieren saber las preferencias de sus empleados y ofrecen teletrabajar incluso compensando económicamente, aunque de manera simbólica, el extra de gastos en electricidad que supone estar en casa. Otras, están yendo hacia la presencialidad mediante criterios objetivos que permitan cierto teletrabajo.

Nuestro consejo es, en cualquier caso, siempre, «depende». Depende de si la persona que lidera equipos conoce de primera mano a su gente y ha implementado diversas formas de relacionarse con ellos. Si el equipo ha aprendido o está dispuesto a aprender “las reglas no escritas” de la comunicación digital, en que es importante enfocar el mensaje, vigilar el tono de las palabras, estar atento a las emociones generadas y a involucrar a todos los participantes.

Optar por la presencialidad al 100% supone para el/la trabajador/a, verse obligado/a a dialogar con personas para cruzar el río del cambio y salir de la zona de confort de estar al lado de su perro, sus plantas o su café en su taza preferida. Para la empresa, enfrentarse a temas que hace tiempo que reclaman la atención, como la organización del tiempo y el bienestar. No tiene sentido devolver a miles de trabajadores a puestos de trabajo mal dimensionados, aburridos y poco estimulantes, o sobrepasados con montañas de emails, reuniones y proyectos, que los convierten en máquinas de producir, en vez de personas con energía y creatividad plenas para invertir en beneficio de todos.

En nuestros talleres y sesiones, temas como la “desconexión digital», el «equilibrio trabajo-vida», el «sentido de lo que hacemos», el cuidado del cuerpo, los pensamientos y las relaciones…, son recurrentes. Dedicamos muchas de nuestras herramientas a conseguir avances en lo profesional y en el equilibrio mental y emocional.

El debate en definitiva se centra en tener en cuenta las necesidades de comunicación y encuentro presencial que tenemos las personas. En encontrar una fórmula que permita retener el talento y a la vez, ofrecer espacios de verdadera inteligencia colectiva, presencial o virtual.