La forma de trabajar y de tomar decisiones estratégicas está cambiando. Y no es una moda pasajera. Es una transformación profunda que exige a los equipos directivos revisar prioridades, redefinir indicadores de éxito y repensar la forma en que las organizaciones se relacionan con las personas.

Un indicador estratégico

Nuestro estudio Termómetro del Bienestar 2025 confirma una realidad que muchas organizaciones ya están experimentando: el bienestar de los equipos ha dejado de ser un beneficio añadido para convertirse en un indicador estratégico, clave para la sostenibilidad y la capacidad de adaptación.

Las empresas que priorizan entornos saludables, relaciones genuinas y culturas sólidas están mejor preparadas para afrontar los cambios y generar valor sostenible.

Medios como Cinco Días destacan que la reputación, la comunicación auténtica y la gestión de los intangibles se han convertido en elementos diferenciales del éxito empresarial. Ya no basta con hacer bien las cosas; es imprescindible comunicar con propósito, construir confianza y mostrar coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.

Según el World Economic Forum (2024), el 72 % de los líderes empresariales reconoce que “la salud emocional de los equipos influye directamente en la rentabilidad y sostenibilidad”. Los intangibles ya no solo importan: condicionan los resultados.

¿Cómo pueden responder los equipos directivos a esta transformación?

Gestionar los intangibles claves —como el clima emocional, la coherencia ética y la cultura compartida— requiere pasar de los valores escritos a comportamientos concretos que se integren en la operativa diaria.

Significa que la estrategia debe empezar por las personas. Que escuchar, cuidar y empoderar a los equipos no solo mejora el clima interno, sino que fortalece la marca, la capacidad de innovar y la resiliencia organizacional.

Pero ¿cómo se traduce esto en la práctica?

1. Liderazgo emocional como palanca de rendimiento

¿Cómo se sienten las personas mientras trabajan? ¿Qué impacto tiene eso en su productividad, colaboración y compromiso? Incorporar esta mirada emocional en la gestión no es complejo, pero sí requiere intención.

Acciones prácticas:

  • Incluye momentos en los que las personas puedan compartir cómo están viviendo su día a día, no solo sus tareas.
  • Pregunta cómo están las personas antes de hablar de resultados.
  • Integra pausas breves o dinámicas de desconexión que ayuden a cuidar la energía colectiva.

Un ejemplo inspirador es Danone Iberia, que desde 2022 forma a sus mandos medios en “liderazgo compasivo”. Esto ha reducido el absentismo, mejorado la motivación interna y reforzado su reputación como empleador.

2. Decisiones con integridad: el nuevo diferencial reputacional

En un contexto de sobreinformación, automatización y presión reputacional, actuar con integridad es una ventaja competitiva. La ética —entendida como coherencia entre lo que se dice, se decide y se hace— se convierte en un pilar de confianza interna y externa.

Acciones prácticas:

  • Compartir con transparencia los «porqués» detrás de las decisiones difíciles.
  • Crear canales en los que las personas puedan expresar dudas éticas sin miedo.
  • Incorporar conversaciones éticas en los comités directivos.

Estas prácticas construyen una cultura en la que las decisiones responsables no solo se esperan, sino que se sostienen y se reconocen.

3. Pertenencia y participación como motores de compromiso

Las personas no se comprometen con una empresa; se comprometen con una causa, un equipo, una cultura de la que se sienten parte. El sentido de pertenencia se construye en lo cotidiano.

Acciones prácticas:

  • Implica a los equipos en la definición de objetivos y/o retos.
  • Haz del reconocimiento una práctica habitual y auténtica, que conecte con lo que realmente importa a las personas. 
  • Revisa si los valores compartidos, rutinas, mensajes clave o rituales internos representan realmente a quienes forman parte hoy de la organización.

Esta manera de liderar, de trabajar, cuando se sostiene en el tiempo, da lugar a entornos de trabajo más humanos, más sostenibles y mejor preparados para atraer y retener talento.

Cataliza: una consultora para acompañar la transformación

En Cataliza sabemos que este cambio de paradigma no se impone: se construye. Acompañamos a organizaciones que quieren poner a las personas en el centro sin renunciar a la estrategia, combinando pensamiento crítico, visión sistémica y soluciones tangibles.

Sabemos que trabajar con los intangibles —la cultura, el bienestar, la comunicación— exige método, sensibilidad y acción. Por eso creamos entornos en los que escuchar, compartir, medir y evolucionar es posible. Y lo hacemos de forma cercana, con rigor y desde una profunda convicción: que liderar con humanidad no es solo posible, es urgente… y es sostenible.

¿Tu organización está preparada para dar ese paso?